James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammeth y Cliff Burton se erigieron como los dioses del indomable thrash metal
Metallica se convirtió en un fenómeno mundial hace 27 años, sin embargo, perdió la admiración y el respeto de algunos sectores de la llamada comunidad del metal. El álbum homónimo de la banda, mejor conocido como Black Album, representó un punto sin retorno para los músicos.
James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammeth y Cliff Burton se erigieron como los dioses del indomable thrash metal; producciones como Master of Puppets y Ride the Lightning son el registro de la increible calidad técnica y lírica que alcanzó el grupo durante los años 80.
Tras la muerte del bajista Cliff Burton en 1986, la producción del complejo álbum And Justice for All en 1988 y con la llegada de una nueva década, Metallica decidió probar un estilo nuevo para hacer frente a la ola del grunge y el rock alternativo.
Con 10 años de carrera a cuestas y un puesto entre las cinco bandas más importantes en la historia del metal, Metallica abandonó la competencia por ser más rápido y agresivo que sus contemporáneos, es decir, Megadeth, Slayer y Anthrax.
En pocas palabras, Hetfield y Ulrich (las cabezas de la banda) se deshicieron del elemento punk, introducido años atrás por Motörhead, y se quedaron con las bases creadas por Black Sabbath. Sin embargo, al mismo tiempo se asociaron con un productor más enfocado al área comercial.
Para su quinto álbum de estudio, Metallica contrató a Bob Rock, un productor que había trabajado previamente con artistas de hard rock y glam metal como Mötley Crüe, Bon Jovi, Aerosmith, David Lee Roth y Skid Row, entre otros.
La diferencia entre la música de Metallica y Mötley Crüe era abismal; en todos los sentidos. Sin embargo, Hetfield y Ulrich admiraban el sonido vivido que Rock había conseguido en el disco Dr. Felgood. Un material con la calidad de estudio, pero con la energía de un show en vivo.
El productor sometió a la banda a nuevos estilos y formas de grabación, también intervino en la composición de las letras. Por obvias razones, el proceso estuvo repleto de pelas entre Rock y Metallica. El estrés provocó que Hetfield, Ulrich y el bajista Jason Newsted se divorciaran de sus respectivas esposas.
El resultado fue un disco sin la velocidad característica de sus antecesores, sin embargo, mostró riffs más pesados y marcados, aunque también baladas y letras muy cercanas a la estructura de los clásicos jingles musicales; fáciles de cantar y recordar.
Los fanáticos más ortodoxos del metal no perdonaron que Metallica hubiese cambiado radicalmente su estilo, por lo que más de uno los acusó de venderse a MTV, las radios comerciales y todo aquello cercano al gran público.
Por otra parte, Black Album se convirtió el disco más vendido en la historia de Metallica; de hecho, es el único que ha conseguido la certificación diamante por la venta de 10 millones de copias. Este trabajo catapultó al grupo a las grandes ligas de la industria musical.
El disco aportó algunas de las piezas que hoy son inamovibles en el repertorio de la banda. Enter Sadman, Sad but True, Nothing Else Matters y Unforgiven se convirtieron automáticamente en clásicos.
Otras piezas que obtuvieron gran reconocimiento de la crítica fueron Wherever I May Roam, Of Wolf And Man, The God Failed y Holier Than Thou.
A partir de la publicación de este disco, Metallica no volvió más a lo mostrado durante los años 80. De hecho comenzó a volverse mucho más convencional en sus siguientes trabajos, Load, ReLoad y el criticado St. Anger.
Tras el duro proceso de grabación del Black Album, Metallica y Rock prometieron no volver a trabajar juntos. Sin embargo, el productor trabajó con ellos hasta el año 2003, es decir, durante la etapa más criticada de la banda.
La gran virtud de este disco es que sigue funcionando como la perfecta puerta de entrada para los jóvenes que quieren adentrarse en el mundo del metal.
Sin duda alguna, Black Album fue el punto sin retorno para Metallica.
Comentarios
Publicar un comentario